domingo, 24 de mayo de 2015

Padre rico, padre pobre: Introducción



INTRODUCCIÓN
EXISTE UNA NECESIDAD

“Estudia mucho, obtén buenas calificaciones y encontrarás un trabajo bien pagado con grandes beneficios”. La meta de mis padres era proporcionar una educación universitaria a mi hermana y a mí, de manera que tuviéramos las mejores oportunidades de éxito. Cuando finalmente obtuve mi diploma, mis padres habían logrado su meta. De acuerdo a su plan maestro, fui contratada rápidamente; me esperaba una larga carrera y un retiro a edad temprana.

Mi esposo siguió un camino similar. Aunque hemos sido exitosos en nuestras carreras, éstas no resultaron ser como esperábamos. Ambos cambiábamos de trabajo varias veces, pero no contábamos con planes de pensión. 

Mi esposo y yo tenemos un matrimonio maravilloso y tres hijos. Dos se encuentran en la universidad y uno en la preparatoria. Hemos gastado una fortuna para asegurarnos de que nuestros hijos reciban la mejor educación posible. 

Una vez mi hijo preguntó por qué debía aprender temas inútiles, y le respondí porque si no lo hacía no podría ingresar a la universidad y obtener un empleo exitoso. Su respuesta fue que eso no era necesario. Que personas como Michael Jordan, Madonna o Bill Gates habían llegado a ser exitosos sin terminar una carrera, y me di cuenta que le había repetido el mismo consejo que mis padres me dieron a mí. El mundo que nos rodea ha cambiado, pero el consejo no.
Recibir una buena educación y obtener buenas calificaciones ya no constituye una garantía del éxito, y nadie parece haberse dado cuenta de ello, excepto nuestros hijos. Mi hijo continuó diciendo que él no quería trabajar tan duro como su padre y yo solo para pagar más impuestos y tener más deudas. No existe seguridad en el trabajo. Los graduados de universidad ganas menos que antes y no se puede depender de la seguridad social y las pensiones del retiro.

Me di cuenta que debía buscar nuevas formas de guiar la educación de mis hijos. 

Como madre y contadora me preocupa la falta de educación financiera en las escuelas. La mayoría de los jóvenes nunca han recibido un curso sobre el dinero y la manera de invertirlo; mucho menos cómo funcionan los intereses. 

Cuando mi hijo más grande se endeudó mucho con sus tarjetas de crédito al comenzar sus estudios, busqué un programa que me ayudara a educar a mis hijos en cuestiones financieras. Un día, mi esposo me llamó desde su oficina. “Tengo a alguien que debes conocer. Su nombre es Robert Kiyosaki. Es un hombre de negocios y un inversionista, y está aquí para solicitar una patente relacionada con un producto educativo. Creo que es lo que tú has estado buscando.”

Mi esposo Mike estaba tan impresionado con Cashflow, el nuevo producto educativo que Robert Kiyosaki estaba desarrollando, que hizo arreglos para que ambos participáramos en una prueba del prototipo.

Cerca de 15 personas, dividas en tres grupos, participaron en la prueba. 

Se trataba del producto educativo que yo había estado buscando. Robert definió a continuación la "carrera de la rata" para nosotros.  "Si consideras la vida de una persona trabajadora, con educación promedio, sigue un camino similar. El niño nace y va a la escuela. Los orgullosos padres están emocionados porque el niño destaca, obtiene calificaciones buenas o regulares, y es aceptado en la universidad. El niño se gradúa, quizá asiste al postgrado y entonces hace exactamente lo programado: busca una carrera o trabajo seguros. El hijo consigue un empleo, quizá como doctor o como abogado, o se integra al ejército, o trabaja para el gobierno.”

Generalmente, el hijo comienza a ganar dinero, le comienzan a llegar tarjetas de crédito, y él comienza a comprar cosas, si es que no lo ha hecho antes. Llega el "paquete" feliz. Las necesidades de dinero son enormes. La feliz pareja decide que sus carreras son de importancia vital y comienzan a trabajar más duro, en busca de ascensos y aumentos de sueldo. Los aumentos vienen, así como otro hijo y la necesidad de tener una casa más grande.

"Esa feliz pareja, nacida hace 35 años, está atrapada ahora en la 'carrera de la rata' para el resto de su vida laboral. Trabajan para los dueños de su compañía, para el gobierno al pagar sus impuestos, y para los bancos al pagar su hipoteca y sus tarjetas de crédito.  "Entonces aconsejan a sus propios hijos que 'deben estudiar duro, obtener buenas calificaciones y encontrar un empleo o carrera seguros'. No aprenden nada acerca del dinero, excepto de aquellos que se aprovechan de su candidez, y trabajan arduamente durante toda su vida. El proceso se repite con la siguiente generación de trabajadores. Ésa es la 'carrera de la rata'."  

La única manera de salir de la "carrera de la rata" consiste en demostrar tu capacidad tanto en contabilidad como en inversión, posiblemente dos de las materias más difíciles de dominar.

La principal preocupación de Robert era la brecha creciente entre los pudientes y los necesitados, en Estados Unidos y en todo el mundo. Él sabe que el mundo ha cambiado, pero no así la educación. De acuerdo con Robert, los niños pasan varios años en un sistema educativo anticuado, estudiando materias que nunca pondrán en práctica y preparándose para un mundo que ya no existe.

Si desea que sus hijos tengan un futuro financiero seguro, no pueden jugar de acuerdo con las reglas antiguas. Simplemente es demasiado riesgoso. Cuando nosotros, como padres, recomendamos a nuestros hijos que "vayan a la escuela, estudien duro y obtengan un buen empleo", a menudo lo hacemos debido a un hábito cultural. Eso siempre ha sido lo correcto.

Actualmente estamos encarando cambios globales y tecnológicos tan grandes o incluso mayores a los que jamás nos habíamos enfrentado.


OPINION

 

La historia de una contadora que se da cuenta que la educación está enfocada a un propósito que ahora no existe es la que aquí se cuenta. La educación financiera no existe realmente para los jóvenes del mundo. Se les enseña que deben trabajar para un gran corporativo o ser dueño de ese corporativo. Parecer ser que manejan el empleo como un fin, y no como un medio por el cual lograr metas más trascendentales, como puede ser la propia superación personal. Se nos enseña a obtener mayores ingresos para poder gastar más, mas no se nos enseña a ahorrar, invertir y saber cómo gastar.

Entonces, ésta contadora conoce a un hombre con ideales parecidos. Este hombre le presenta un juego llamado Cashflow, que no es más que un juego de mesa enfocado en desarrollar las aptitudes financieras del jugador. Pronto se dan cuenta que muchos adultos están educados de tal manera que el juego para hasta estúpido. Mientras que el dueño de un corporativo dice que puede contratar a contadores que hagan todo eso por él y el programador que puede comprar un programa que le enseñe eso, los más jóvenes se divierten aprendiendo la estrecha relación entre la declaración de impuestos, el balance de activos y los efectos directos e indirectos entre la compra de activos y el flujo de efectivo.

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